miércoles, 14 de septiembre de 2011

El barrio chino abre su encanto a la cultura argentina

En sus calles se escuchan voces de idiomas tan diversos como contrastantes y en sus bazares, restaurantes y supermercados se encuentran productos exóticos provenientes de distintos lugares del mundo. El Barrio Chino de Buenos Aires encierra muchos encantos. Ingresar por el arco ubicado en Juramento y Arribeños es introducirse en un contexto distinto al cotidiano, en el que confluyen las culturas asiáticas con la argentina.

Comenzó siendo un espacio de encuentro para los inmigrantes orientales en la ciudad y no fue pensando como un lugar de atracción turística, principalmente porque ninguno de ellos (chinos, taiwaneses, japoneses y coreanos) hablaba bien el español. Pero los colores propios de esta comunidad, su cultura milenaria, sus costumbres y tradiciones emergieron hasta acaparar la atención de argentinos y extranjeros, como ocurrió en otras ciudades del mundo.


“En los colegios, en todos lados nos decían que éramos una cultura misteriosa, nunca nadie sabía muy bien de nosotros. Estamos en el 2011, han pasado ya 30-35 años y existe una segunda generación de aquellos chinos que primero llegaron a la Argentina que estamos dando un paso para hacernos conocer un poco más”, explicó Carlos Lin, secretario de la Asociación Civil Barrio Chino de Belgrano e hijo de taiwaneses.

Elisa Zhang coincidió con él. Llegó a la Argentina hace 17 años y abrió el supermercado Ichiban en la calle Arribeños cuando casi no había negocios. “Queremos crecer con el apoyo de la gente del barrio, nos gusta cuando nos dicen algo para mejorar; si el Barrio Chino está lindo es bueno para todos, no sólo para los chinos”, dijo.

La comunidad oriental en la Argentina creció exponencialmente en los últimos diez años, aunque la primera ola inmigratoria se produjo en los 70’ cuando miles de taiwaneses llegaron buscando un refugio a la opresión china de Mao Tse Tung. En aquel momento se establecieron los primeros locales: el supermercado Casa China, el restaurante Todos Contentos y la Asociación de Taiwaneses, donde se proyectaban películas en su idioma. Años más tarde, en 2001, se produjo la segunda ola inmigratoria, esta vez proveniente de China continental y es a partir de entonces que el barrio comenzó a cobrar mayor vigor.



El panorama hoy es distinto al que Elisa encontró hace dos décadas. En el cuadrante conformado por las calles Arribeños, Mendoza, Montañeses y Olazábal se asientan aproximadamente 85 negocios entre restaurantes, bazares, boutiques, centros médicos y supermercados. Y, contrario a lo que popularmente se piensa, cuenta Lin, esta es una zona comercial porque la mayoría de los chinos vive en otros barrios.

Pese a sus distintos orígenes, en el barrio se mantiene una buena relación entre chinos, taiwaneses, japoneses y coreanos, afirma el japonés Ricardo Tacayama, dueño del restaurante Fujisan.

Ver Barrio Chino en un mapa ampliado

Sitio de interés
La idea de la integración de la comunidad asiática cobra cada vez más fuerza por el impulso de los dueños de negocios y de las asociaciones Barrio Chino de Buenos Aires, Barrio Chino de Belgrano y Cultural Chino-Argentino. Uno de los pasos en este camino es que el Barrio Chino sea declarado de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y, para que esto sea posible, el Ministerio de Cultura de la Ciudad exige que se organicen al menos cuatro eventos públicos por año en la zona.

Tradicionalmente, el barrio sólo abría sus puertas para festejar el Año Nuevo Chino. El Festival de la Luna, celebrado el pasado domingo, es el segundo evento que se trae a la Argentina y será seguido por el Festival nocturno del Dragón el año próximo.

El comienzo de la apertura de la comunidad también se evidencia en las redes sociales, donde ya tienen presencia en facebook y twitter, utilizadas para difundir sus actividades.

Un lugar obligado para los chefs
Aunque no exista una declaración formal, desde hace por lo menos una década el barrio genera interés por su gran variedad gastronómica que incluye especias exóticas, productos de mar frescos y alimentos típicamente chinos.




“La zona se convirtió en un lugar obligado de compras de los chefs que incursionaron en comida gourmet y fusión orientales”, dijo la chef especializada en comida oriental de la Asociación Chino-Argentina, Michelle Clement, en una recorrida con LN/UTDT por los supermercados del barrio. En sus góndolas es posible encontrar hongos deshidratados, huevos de cien años, huevos de pato salado, vino de arroz y pasta de camarón, entre otros productos que en los demás barrios no es usual encontrar.

La comida del Barrio Chino se ha adaptado a los gustos occidentales y los platos más pedidos son el Chau Fan (arroz salteado) y el Chow Mein (fideos salteados con pollo y almendras). Diego David Chen, encargado del restaurante China Rose, dijo que “la gente por lo general no se anima a platos más exóticos como las ranas, patos y anguilas”.



El primer paso está dado. “Se entendió que había un interés muy grande por conocernos desde la sociedad local y puertas adentro los mismos chinos y taiwaneses se dieron cuenta; todavía estamos muy jóvenes como inmigración, y recién esta segunda generación puede llegar a ver el correlato donde los acá y allá son los mismo, pero todavía no está afianzado”, concluyó Lin.


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